En esta primera publicación del blog no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar sobre lo que en mi vida ha supuesto el concepto del “eterno viaje”. En unos meses cumplo cincuenta años y, desde los dieciocho, cuando emprendí lo que en la familia se conocía como “El Juego”, no he vuelto a vivir en un solo lugar por más de seis años. Un gran amigo llamaría a este largo proceso “El exilio escogido”.
Visto en retrospectiva, es cierto que detrás de este “acto voluntario” hay también una parte de mí que actúa guiado por una fuerza que escapa de mi control y que en el fondo tiene su origen en conceptos que, incluso hoy, mantienen mi consciencia en un infinito estado de fascinación. Y lo único que consigo percibir cuando indago en ellos son palabras, palabras que he ido encontrando por el camino y que siempre vuelven; quizá expresadas de otra manera, pero siempre vuelven. Estas palabras vienen normalmente en pares. Sí, en pares, como si encontraran sentido una delante de la otra, como si viéndose de frente descubrieran algo nuevo sobre sí mismas. Lo cierto es que en ese espacio entre ellas se genera una fuerza creativa que, normalmente, da lugar a conceptos más elaborados.
Uno de estos pares es sin duda: “acercamiento / significado”.
Fue observando a estas dos ideas girar que un día se puso delante de mí una frase : “El que se acerca gana y el que se aleja pierde”.
Todo empezó con esa frase aparentemente tan básica. Tendría que estar siempre “un poco más cerca”. Creo que esta certeza es lo que me mantiene en constante movimiento.
“Nada Fuera del Silencio” es mi primera novela, y en ella todo empieza con un viaje, y después de ese viaje otro viaje, éste último también conocido como “El Juego”:
A los dieciocho años, y después de casi tres años con Isabel, había que separarse. Había llegado el momento de cumplir la tradición familiar y enfrentar «el Juego». Las reglas, aunque no escritas, eran claras y obligatorias para todos los primos del lado de mi papá.
Al cumplir dieciocho años, todos debíamos pasar al menos un año lejos de casa, en un país extranjero de nuestra elección. Eso significaba, una navidad, un día de las madres, un cumpleaños entre extraños. Estaba prohibido regresar antes del plazo establecido y también prohibido trabajar; sólo se permitía estudiar. Las llamadas debían ser las estrictamente necesarias y estaba prohibido encontrarse por más de un par de días con otro «Jugador», fuese primo o hermano.
Se asignaba una cantidad mensual fija para manutención y una menor para otros gastos. El objetivo, al menos para mi papá, que no tenía hijas, era muy claro: en sus propias palabras, se trataba de «hacernos hombrecitos». Su modo era curtirnos en soledad de la misma manera que él y mis tíos lo hicieron bajo la tutela de mi abuelo………
Visto en retrospectiva, evidentemente “el Juego” significó mucho más que un año fuera de casa, se convirtió en un primer parteaguas. Hubo incluso para quien fue mucho más.
Enhorabuena Jordán!
“No hay viaje sin camino, ni camino sin viaje” by MCJ
Como dijo el gran A. Machado:
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Mucha suerte y espero leerte pronto.
Gracias Manuel. Creo que a ti, de forma muy especial, este libro te dará un fuerte abrazo. Incansable buscador.
Felicidades primo, ya cuento los días para leer tu novela. Formo parte de esta tradición familiar, que sabios fueron nuestros padres.
Hoy tengo la certeza de que ese año fuera de casa también fue un parteaguas en mi vida para convertirme en lo que soy ahora.
El entendimiento correcto de la soledad es el encuentro con uno mismo.
Completamente de acuerdo Carla. Aunque parezca paradójico, la distancia acerca cuando la usas para ponerte frente a ti mismo. El libro habla precisamente de esto y de cómo la intuición constantemente pide abrir estos espacios interiores. Y es en estos huecos que el silencio introduce entre pensamiento y pensamiento en los que reside la verdadera creatividad. ¿Qué sería de la música sin los silencios?. Directamente no sería.
Gracias por inspirar Carla. Construir na-ab a tu lado está siendo un auténtico privilegio.
Esperando ansiosamente leer tu libro. A lo largo de la vida hemos tenido contactos muy significativos y especiales, algunos en persona, otros en vivencias similares y otros en los que la mente y el corazón nos han puesto en contacto. Se que leer el libro será una muy especial experiencia que nos acercará aún más.
Lo mismo digo Gustavo. Es un honor caminar a tu lado y hacer suceder un proyecto tan significativo como es na-ab. El libro tiene mucho de lo que nos ha traído hasta aquí, pero también deja algunas ideas sobre como el silencio consigue siempre abrir nuevas líneas de percepción y contacto con la realidad. Parece una herramienta diseñada para hacerlo todo más intenso. Espero que lo disfrutes. Abrazo.
Muchas felicidades carnal, me emociona leerte y descubrir en qué capítulo habrá un poco de mí. Sabias palabras de tu parte las que hace más de 25 años fueron ese parteaguas en mi vida, en ese pueblo, sentados los dos en una banca, me dijiste: El que se acerca gana y el que se aleja pierde.
Me regresé con esas palabras tuyas, lloré y lloré en el autobús; pero gracias a ese día, hoy soy quien soy, un ser libre y feliz.
No tuve la misma suerte de jugar «El juego» de la familia, pero tuve, 10 años después, un viaje dónde yo ponía las reglas y no mi padre y eso no lo cambio por nada. Tan es así, que hoy vivo donde quiero vivir.
Y ya apúrate para seguir leyéndote.
Pues seguramente te reconocerás hermano, ya que tienes papel protagónico. Cómo olvidar aquél día, Plaza Vasco de Quiroga de Pátzcuaro. Salí también marcado de aquel encuentro en el que evidentemente nos encontrábamos ante uno de esos momentos en los que la dirección de las cosas cambia radicalmente. Me encanta comprobar que ambos sacamos de él algo muy bueno. En el libro verás como esa frase, aparentemente tan básica, adquiere un valor infinito. Fuerte abrazo